-¿Qué características tiene la astrología de niños y niñas?
-La astrología es una imagen del cielo en el momento que nosotros damos nuestra primera inhalación y nos declaran vivos. No tiene que ver con el tiempo, son otros factores los que se juegan en los niños. Cuando un bebé nace se siente uno con su madre, y de a poco, mientras crecen van tomando identidad. Esto puede llevar varios años. Podríamos decir que en una primera etapa los chicos son muy “Lunares”, con esto me refiero a que habitan su luna y no su sol, o como lo conocemos nosotros su signo.
La luna es el arquetipo de la madre, la protección, la nutrición. Entonces, al no tener todavía desarrollada su identidad (sol/signo), el niño se siente tan identificado con su madre que la energía que se juega en esta primera etapa es la de su luna natal. Para traducir esto y se entienda, podríamos empezar diciendo que hay tres aspectos elementales para empezar a hablar de la carta de un ser humano:
.Su sol (signo), que representa la identidad, su brillo y lo que irradia desde adentro hacia el afuera.
.Su luna, que son sus talentos y sus mecanismos de defensa.
.Y por último su Ascendente, que es la invitación que la vida nos hace para nuestro propio desarrollo personal.
Algo muy común en las familias es la famosa frase “pensar que de chiquito le gustaba esto” o “de niño era muy distinto”. Esto, justamente habla del paso de habitar la luna y después llegar a su Sol (identidad).
-¿Por qué creés que hay muchos niños y niñas que se sienten interesados?
-Particularmente pienso que las nuevas generaciones vienen con otro chip, son más evolucionados. Antes hablar de yoga, astrología o meditación no era tan común. Hoy estando pisando los 21 años de haber entrado en la famosa “Era de acuario” hay una necesidad real de poder conocernos a nosotros mismos para después salir y jugar en el patio de la vida con todo lo que nos rodea.
En mi caso recuerdo tener la fascinación por el cielo desde siempre. Tuve la oportunidad de estar muy conectada con la naturaleza, y mi juego preferido era pedirle deseos a las estrellas, mirar las distintas fases de la luna, preguntarme qué hay más allá de las nubes.
Nuestro ADN como seres humanos está mutando de carbón a Cristal, nuestro cuerpo no solo físico sino mental se está utilizando, todos estamos más permeables a lo espiritual por así decirlo. Nosotros no somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual, somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Partiendo desde ahí mirar el cielo nos conecta con nuestra verdadera esencia a la que tanto deseamos volver, la unidad.
-¿Cómo introducirías la astrología dentro del medio educativo?
-Si tuviera la oportunidad de poner algo obligatorio en las escuelas primero sería un telescopio, y complemento con una materia de astrología para que los chicos puedan entenderse, conocerse a ellos mismos, ver por qué reaccionan como reaccionan o si no lo hacen también. Somos humanos, tenemos una mente, tener respuestas nos da seguridad, vivir en la incertidumbre nos hace sentirnos como una veleta. Y solo quienes confían pueden entregarse a las tormentas, en especial de la adolescencia.
Adolescencia viene de la palabra adolecer. Crecer duele, como cuando a un niño le sale por primera vez el diente y están molestos. Los huesos crecen, el cuerpo cambia, estrenamos emociones, pasan cosas, siempre pasan cosas, y necesitamos conocernos. Reitero, crecer duele y no necesariamente solo físicamente.
La astrología es una herramienta de autoconocimiento. Es el lenguaje de las estrellas, si lo aprendes, el cielo te hablará. Muy lejos está de ser algo mágico, aunque tiene su magia y misterio, pero en verdad todo se calcula matemáticamente. Se conocen pocas cosas sobre la astrología, se conoce más acerca del “horóscopo”, y nosotros no somos solo un signo, tenemos los doce signos del zodiaco en diferentes proporciones. Por eso a mí particularmente no me agradan las predicciones, sino más bien ayudar al paciente a que se conozca, a que se haga responsable de su vida aunque sea jugando, pero que de a poco vaya tomando conciencia de quién es y para qué está en esta tierra.
-¿Cómo es tu abordaje de la astrología en niños y niñas?
-Yo soy muy lúdica trabajando. Mi trabajo es calcular la carta natal del niño y acompañarlo desde sesiones de coaching astrológico, según sus energías particulares. Creo que si el niño es pequeño, los padres también deben acompañar este proceso. En un adolescente, por ejemplo es distinto, está en una etapa de rebeldía, quiere a los padres lejos, y la ayuda de alguien que los entienda. Como dije antes, esta herramienta de autoconocimiento es muy efectiva para empezar a entendernos, a aceptarnos, a honrar lo que somos y empezar a tomar conciencia desde pequeños.
“Los chicos son el futuro”. Si, claro que lo son, y mientras tengan conciencia de su entorno, de su espacio personal, de sus preferencias, de sus mecanismos de defensa, pueden encarar la vida desde otro lugar.
Mi abordaje va complementado con lo que en el libro llamo “calculadora emocional”. Necesitamos inteligencia emocional, reconocer nuestras emociones y no tener miedo de llamarlas por su nombre. Si es amor es amor, si es furia es furia, si es alegría lo mismo. Es fundamental que desde niños puedan identificar sus emociones para ser más despiertos emocionalmente y generar vínculos más sanos. Y cuando me refiero a vínculos, no solo hablo de personas, sino también el vínculo con la alimentación, con los cambios, con el covid, con su propia exigencia o falta de interés en una materia o en cualquier ámbito de la vida.
-¿De qué se trata tu libro y cómo surgió la idea?
-La idea surgió de un sueño que tuve, y recordando mi adolescencia, a mí me hubiera gustado tener ese libro para que me acompañara en el proceso de niña a mujer. Como no lo tuve, lo inventé, porque quería compartirlo. Seguro esto solo no me pasaba a mí, así que lo materialicé.
“Mi Gato De Júpiter” está basado en una comedia musical que estrenó en Buenos Aires en el año 2017. Para poder llegar a más personas, sentí la necesidad de hacerlo libro y que sea muy simple. Conté la historia de una adolescente que vive auto boicoteándose y nunca nada le viene en gracia. Cuando nada nos viene bien, el factor denominador entre todas las cosas que nos disgustan y nosotros mismos, justamente, somos nosotros mismos. Es ahí donde Luz, la protagonista, pide un maestro y empieza a conocerse, con todas las resistencias y mal humores que uno puede tener cuando empieza este tipo de procesos, porque justamente lo que hacemos es salir de nuestra zona de confort. La fácil es quedarse en ser víctima y quejarse. La forma evolutiva es la actitud de decir quiero que algo cambie, y para que algo cambie tengo que cambiar yo.
El libro aporta ejercicios para estimular al lector a recorrer este camino desde la zona de confort al cambio, para que mientras leen puedan replantearse cosas y hacer ejercicios. No creo en las casualidades, y estoy segura que cada persona que tuvo el libro en sus manos tenía que leerlo y al menos saber que hay “algo más”, que no somos árboles y que si no nos gusta el lugar donde estamos podemos decidir movernos y crear la vida que deseamos vivir.
-¿Cuál es el mensaje que te interesa transmitir?
-Lo que quiero transmitir es que, si trabajamos en nosotros mismos, si entendemos que las crisis son oportunidades y todo está en la perspectiva con la que miramos la realidad, las cosas pueden cambiar.
Cuando nos conocemos y conocemos nuestra energía disponible, nuestros mecanismos de defensa, nuestro kit de apegos, nuestra esencia, la vida cambia. Porque no es lo mismo ser consciente a no serlo. En el momento que somos conscientes de algo no podemos ser indiferentes ante ello, o por lo menos es muy difícil ya que pasamos información del inconsciente (que no podíamos ver) al consciente.
Somos libres de decidir quién queremos ser en cada momento de nuestra vida. Estar leyendo esta entrevista consciente o inconscientemente fue una elección, te agradezco querido lector por tu atención.
Catty Mey nació bajo el signo de Piscis, y lleva una búsqueda espiritual variada, acorde a su curiosidad de integrar lo mejor de cada disciplina estudiada. Es escritora, cantautora y actriz.
A los 8 años escribió su primera canción y sus primeros cuentos, simplemente porque los encontró dentro de ella y los dejó salir.