La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que la inactividad física afecta a seis de cada diez habitantes del planeta. En Argentina y Brasil una de cada dos personas es sedentaria. Y en Chile, esa conducta, se eleva a ocho de cada diez habitantes.
Por sedentarismo se entiende a cualquier comportamiento que tenga un bajo gasto energético. En ese sentido, para la OMS no ser sedentario "es realizar algún tipo de actividad física moderada durante 150 minutos a la semana". Por cierto, actividad física no es igual a hacer deporte o ejercicio en un gimnasio, ya que puede ser caminar o andar en bicicleta o nadar de modo recreativo. Tampoco es necesario hacerlo todo el tiempo de un tirón, puede ser dividido en partes de 10, 15 o 20 minutos. La cuestión es sumar, entre los adultos, al menos 150 minutos, es decir unas dos horas y media de las 168 que tiene cada semana; lo que significa un 1,48% de ese tiempo total. Mientras que para los niños y adolescentes se sugiere un poco más: 60 minutos todos los días, que es equivalente al 4,16% de las horas de una semana.
Al comparar el tiempo necesario para la actividad física mínima aconsejada con el impacto de los beneficios que puede producir, es posible valorar su relevancia para una vida saludable. De acuerdo a estimaciones de la misma OMS, la salud de una persona depende en un 55% de su estilo de vida, concretamente de si "es sedentario o activo y saludable". Esto implica que con el 1,48% del tiempo semanal en los adultos o el 4,16% en los menores de 18 años dedicados a la actividad física, es posible incidir sobre más de la mitad de los factores asociados a las denominadas Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ENT), como son las cardiovasculares, diabetes o algunos tipos de cáncer. Dicho de otro modo: con poco esfuerzo, se puede hacer muchísimo.
Por su parte, un estudio publicado en la revista Pediatric Obesity, con la firma de Peter Katzmarzyk, concluyó en que el niño brasileño pasa 8,3 horas sentado, lo que implica un tercio del día en esa situación, una práctica para nada saludable. Sobre ese punto, que se produce sobre todo por la rutina escolar, Matsudo se pregunta: "¿Quién dice que para aprender uno necesita estar sentado? Esto es una cuestión cultural que es necesario modificar".
El buen ejemplo
Para el especialista brasileño tanto la familia, como la escuela y la comunidad son fundamentales para avanzar en el concepto de ciudadanía activa, una condición que debería permitir avanzar hacia conductas saludables. "Una madre activa significa el doble de chances de que el niño sea activo. Y si papá y mamá son activos, el niño tiene 5 a 6 posibilidades de ser activo. Nosotros, como padres, no sólo pasamos a nuestros hijos el color del pelo o de los ojos, pasamos más que eso, pasamos nuestro comportamiento y eso es fundamental de que los papás se den cuenta. Los padres deben pensar en sus hijos, deben ser su ejemplo".
Según Matsudo "tenemos que cambiar el curriculum de las escuelas en términos de educación física para que sea una alternativa más activa para los niños. Más que eso: tenemos que convertir la escuela en un sitio de actividad que fortalezca la cultura de actividad física. Tenemos que luchar para hacer de la escuela un centro de promoción de ciudadanía activa y debemos intervenir en el tiempo de la escuela, porque un niño sedentario tiene 90% de chances de ser un adulto sedentario".
En sintonía con ello, Moreno argumenta que "la educación física solamente no nos está dando resultado para luchar contra el sedentarismo, debemos apelar a algo integral. En el Congreso Mundial de Actividad Física y Salud Pública que se realizó en la ciudad de Toronto (Canadá), surgió la propuesta de las siete inversiones que mejor funcionan en el mundo. La actividad física en la escuela y los programas integrales escolares están en esa propuesta. La educación física debe promover la actividad física para toda la vida y el gusto por ella, y no tanto deporte. Los profesores de educación física perdieron el rol de educadores del movimiento para convertirse en entrenadores deportivos".
Vale recordar que jugar es un derecho de todos los niños, por eso es necesario brindarles oportunidades para enriquecer su juego. También, que niños y niñas juegan de manera natural y es importante ofrecerles espacios seguros para que jueguen. La infancia en condiciones de vulnerabilidad social carece, en general, de espacio de juego. Y se sabe: juego y movimiento son inseparables.
Niños y Adolescentes
Los chicos y chicas que tienen entre 5 y 17 años deben realizar una actividad física consistente en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. La OMS señala que "con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT, se recomienda que los niños y jóvenes acumulen un mínimo de 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa"; y apunta que "la actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud". También precisa que los movimientos deben ser, en su mayor parte, aeróbicos, pero conviene incorporar, "como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos".