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31.10.24

7 DE Mayo DE 2013 | MIRADAS DESDE ADENTRO

Editar un manual escolar

Entrevistamos a la Jefa de Edición del área de Didáctica de AZ editora, quien nos cuenta quiénes están involucrados en la realización de un manual escolar, en qué piensan y para qué sirve.

-¿Cómo comenzás a armar un manual de grado?

-Pensar y editar un manual es una tarea de equipo, un trabajo interdisciplinario. El editor es la persona en la cual recae la tarea de seguimiento de todo el proceso. Pero, antes de la edición, es necesario saber qué manual es el que docentes y alumnos precisan, cómo ajustarlo a las distintas necesidades y realidades, para que todos puedan cumplir con los objetivos que se propongan para cada ciclo lectivo.
Una vez decidido qué manual se quiere producir, intervienen autores (especialistas en áreas), diseñadores, ilustradores, fotógrafos, infógrafos, cartógrafos, lectores críticos, correctores.
El editor revisa los contenidos, organiza los cronogramas y observa que cada etapa se cumpla en tiempo y forma adecuados. Es como el director de una orquesta sinfónica: conocedor de voces e instrumentos, debe afinar permanentemente los tonos y marcar el compás, para lograr la perfecta armonía.

-¿Qué objetivo tenés a la hora de editarlo?
-Los objetivos que en A-Z Editora perseguimos al editar un manual son varios. Primero, atender los diseños curriculares y las recomendaciones del Ministerio de Educación.
Cada manual corresponde a un ciclo y así debemos pensarlo: dentro de cada ciclo, corresponde a un año en particular, además de a un área específica (las básicas son Prácticas del lenguaje, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, sin olvidar incluir Prácticas Ciudadanas, Artes visuales, Tecnología, etc., todo abordado desde una educación en valores).
También tenemos muy en cuenta la jurisdicción, ya que cada una tiene sus propios diseños curriculares y diferentes posibilidades.
Una vez establecidas estas pautas, en A-Z nos concentramos en los destinatarios de nuestros manuales: en primer lugar, los alumnos (edad, escolaridad y saberes previos, y los objetivos que para ellos se han pensado). No obstante, aunque los chicos son los destinatarios primarios, el docente que elegirá y usará el manual todo el año es tenido en alta consideración. En definitiva, es quien nos elige.

-Según tu opinión, ¿para qué sirve un manual en el aula?
-Un manual es el nexo entre los alumnos y sus docentes, un instrumento, un vínculo. El objetivo que en A-Z nos hemos marcado es que unos y otros –alumnos y docentes– se apropien del manual, lo hagan suyo, interactúen a través de él, de manera que sus contenidos redunden en la eficacia de la enseñanza. Porque un manual, aunque esté editado excelentemente y con el mejor equipo de profesionales, se convierte en un objeto inútil si no logra establecer ese nexo entre los maestros y los chicos.
En la realidad actual, por otra parte, no hay que desechar otros materiales disponibles –en soporte papel o digital– que complementan la tarea, materiales que en A-Z estamos implementando.
Sin embargo, sabemos que el vínculo diario, el aliado principal, insustituible –sobre todo para la lectoescritura–, sigue siendo un manual al que todos tengan acceso. Solo una buena formación lectora permite aprovechar la amplia gama de información que ofrecen, no solo los libros, sino el mundo digital y la información mediática. Solo una buena formación lectora permite formar hombres y mujeres con capacidad de decisión, ciudadanos libres, conscientes de su responsabilidad.

-¿El manual sigue la planificación docente o es al revés?
-El manual es un orientador, con contenidos secuenciados según su complejidad, con actividades disparadoras y motivadoras del deseo de aprender, con objetivos pedagógicos establecidos, pero en modo alguno impone un orden o una manera de enseñar. En un manual se sugiere, se comparten experiencias, se ofrecen alternativas, siempre con un sólido fundamento didáctico.
Empero, indiscutiblemente, el docente es quien mejor conoce a su grupo; con su experiencia, detecta el bagaje de conocimientos previos que los chicos traen, sus necesidades, sus problemáticas, sus posibilidades, riquezas, carencias. El manual sugiere, el maestro decide.

-¿Qué recuerdos tenés de los manuales que usaste en tu escolaridad?
-Bueno, eso fue hace bastante tiempo y en un país vecino, pero hay, sin embargo, algo que se mantiene: el libro sigue siendo, sin lugar a dudas, el puente –invisible pero fundamental¬– entre docentes y alumnos.


Norma Alicia Sosa Pereyra. Nació en Uruguay, donde se recibió de bachiller en el Liceo Departamental de la ciudad de Rocha, y de maestra en el Instituto Magisterial de Rocha, dependiente de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU). Trabajó en A-Z Editora en un comienzo, y luego formó parte del equipo del Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación. Más tarde, en ese mismo Ministerio, integró, como editora, el equipo de la Unidad de Recursos Didácticos, donde preparaba material destinado a docentes y alumnos de todo el país. Luego de varios años de trabajo independiente como editora, retornó a la que fuera su primera casa en el ámbito editorial, A-Z Editora, donde actualmente se desempeña como Jefa de Edición del área de Didáctica.



Por Lic. Carolina Duek
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